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miércoles, 6 de marzo de 2013

IKEA y los presos políticos de la RDA



     
   La publicística anticapitalista exprime a conciencia en la Opinión Pública una y otra vez, una y otra vez, cada uno de los lugares comunes de las peores prácticas de la economía de libre empresa. Si la multinacional en cuestión es yanqui, el eco de esa denuncia a todas partes y bajo todas las formas en el tiempo y en el espacio llega, hasta hacerse acervo común de la Humanidad, aunque la milagrosa presidencia de Obama ha logrado, a este respecto, el casual paréntesis del antiamericanismo más grosero.    Apabulla así el anticapitalismo la mayoría de las conciencias, y sobre todo de las inconsciencias, a través de las que los ciudadanos que siguen de lejos el debate de las Ideas elaboran su difusa concepción del mundo. A cambio apenas son conocidas las más inmorales gestas que los distintos colectivismos totalitarios perpetraron y perpetran. Y cuando los conocemos, espuma de un día, pasan desapercibidos y en nada permean e impregnan con su sentido las conciencias.
     
     Así acaba de ocurrir con la excepcional revelación de que la multinacional sueca IKEA, flor y gala de la socialdemocracia de rostro más humano, fabricó muebles en cárceles de la Alemania comunista. IKEA ha pedido públicamente perdón, reconociendo esa práctica. El escándalo se destapó cuando antiguos presos en la RDA declararon haber sido obligados a producir en la cárcel artículos para IKEA. Hemos sabido así que la compañía sueca suscribió ¡en 1987!, sólo 2 años antes de la Caída del Muro –el mismo que millones de occidentales siguen creyendo que lo construyeron las potencias capitalistas-, un acuerdo con las autoridades de la RDA en virtud del cual intervinieron en la producción de sus artículos… presos políticos germanoorientales.
     
     ¿Qué bonita historia, verdad? Es toda como una secuencia que completara la legendaria Uno, dos, tres de Billy Wilder. Se revela de esta manera, más allá de albóndigas y tartas dudosas, el origen de algunos de esos muebles que adornan hoy tantas casas. Qué tonelada de dolientes e indignados artículos, poemas, libros, canciones, películas podrían con esa hazaña por la emancipación del género humano –y por esa plusvalía arrancada a los presos políticos- llevada a cabo por los capitostes comunistas podrían, para conocimiento público, hacerse, ¿verdad? No se preocupen los furibundos anticapitalistas: no se harán. Verdaderamente no se entiende la pervivencia de las sociedades abiertas basadas en la iniciativa individual. Eppur, si muove. 



LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS (Resumen de la obra en post del 27-1-2013 y 1-2-2013)
154 pgs, formato de 210x150 mm, cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones del mundo” (Pessoa)

3 comentarios:

Jujope dijo...

Yo tuve una racha en la que iba al Ikea (en mi radio de acción ahora tengo dos), a contemplar impávido los movimientos y gestos sicalípticos de las progres, acariciando almohadones, meneando el culo para hacer pompa y circunstancia del vaquero de moda o ralentizando a propósito sus desplantes, mientras el supuesto progenitor b (se me hace cuesta arriba hablar de noviazgo en la progresía) se adivinaba hecho un lío, apuntando la referencia del pack y pensando que le tocaría, sí o sí, acarrear con el marrón (nunca mejor dicho). Es más, lo confieso: mis dos últimas añagazas en el terrero del género femenino progre (algo morboso, en verdad, que yin y yang también se diferencien ideológicamente) han sido con dos féminas acérrimas zapateriles, que no podían vivir sin su paseo mágico y onírico por las ikeas, que no veas. De eso aprendí bastante y, ya por entonces -no hace mucho- intuí cierta pestilencia sospechosa en ese negacionismo férreo y sistemático hacia los muebles de diseño de la burquesía más ultramontana y transvanguardista. Entendí, desde luego, entre una cosa y la otra, que lo de la progresía, más allá de los "marcos" mentales de Ikea, se demuestra siempre en los homólogos "gestos" que esa clientela fija practica de cara a sus intrincadas galerías.

Saludos.

Anónimo dijo...

Muy interesante, me hice seguidora de tu blog, muy bueno, mucho para leer, mucho por ver
Estoy en Tw @PatryViajaFeliz ... te espero en mi blog de viajes cuando gustes http://delabrujulalgps.blogspot.com.ar/ ,te espero me haría ilusión que me siguieras , un abrazo desde Argentina .

Lectora dijo...

Pues anda que después de las albóndigas y las tartas fecales menuda racha llevan, qué pena porque está bien Ikea, a mi me gusta.