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sábado, 26 de enero de 2013

Buscando a Amy Martin desesperadamente



     
   Buscaba, hirviente, Jesús Caldera a Amy Martin –señalada por la canallesca- desesperadamente por toda la Fundación Ideas en llamas. Al principio revelóse que Amy, esa Madonna del intelecto, era Mulas, el mismo director de la Fundación, esto es, que la novia era él. Pero luego la propia mujer de Mulas, Zoé Alameda, se abrió de capa: Amy Martin soy yo. Pero… añadió Zoé, el señor Mulas no lo sabía, no lo sabía. Aparecieron los artículos a tres mil euros la pieza, que ni el académico Cebrián, los videoclips en Nueva York, las facturas falsas, las identidades falsas, los secretos y las mentiras. Desfilaron bajo el Diluvio también golosas subvenciones zetapeicas a sus pelis, cargos de confianza entrambos, artículos suyos con vibrantes proclamas de solidaridad y de igualdad: el Arca de Zoé.
       
     Las interrogantes despuntan entonces más que obvias: si a Amy le pagaban a tres mil euros la pieza, de seguir la lógica sindicalista que nos indica  que no va a ganar el indio más que el Jefe, cuánto entonces ganaba Mulas, el bonito director de la Fundación. ¿Y qué emolumentos entonces de la misma recibe el señor Caldera, su Vicepresidente a la sazón? Porque del Presidente de la Fondue, que es… el Señor Rubalcaba, mejor será no hablar.
       
    Claro, de sobra se entenderá que a los que somos NADA (pero que, lo que es escribir, desde hace años escribimos un rato), que aventuramos además nuestro dinero para autoeditarnos y vamos luego penosamente mendigando a quienes nos leen el blog –con escaso éxito, la verdad- que compren nuestro libro y no perder así demasiada tela, el caso Amy Martin nos inflame especialmente los gabilondos hondos.
     
    El comunicado de la heroína al efecto es que es, por hiriente, extraordinario. Así  enhebra la cosa la fantástica Amy: “Amy fue enviando artículos que gustaron y recibió un contrato (en el que el Departamento de Comunicación de Ideas fijó las tarifas)”. Dime, lector, ¿es o no el mundo wonderful total? Mas el explícito recado a Caldera: no fue Mulas, sino el citado Departamento quién asignó el pastizal del humedal. Y la final justificación: “Hoy en día, para cualquiera con una buena formación, la generación de artículos de opinión en múltiples áreas es una tarea asequible”. Escribirlos puede, pero “colocarlos” a tres mil el alzado, la clave del asunto, todo menos fácil es. ¿En qué mundo yuppiguay viven estos jóvenes no sé si más prodigiosos que progresistas?
     
   Una vez más, eso sí, la Realidad se complace en su irónico desenvolvimiento. ¿O no lo es acaso que todo este fenicio cúmulo aflorado de Inventos y mixtificaciones de Amy Martin encontrara su acomodo precisamente en la Fundación Ideas, quale idea?


  


 LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS (Resumen de la obra en post del 19-1-2013)
154 pgs, formato de 210x150 mm, cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones del mundo” (Pessoa) 


7 comentarios:

Unknown dijo...

Ahí, como bien explicas, están pringados desde el Rubal al chofer de Mulas, pasando por la parentela de cada uno.

Y lo mismo sucede en el Caso Urdangarin ; hasta los guardias de Palacio de Zarzuela deben de estar implicados, por lo que va apareciendo.

Bucan dijo...

Que se pagara todo ese dinero por cada artículo y nadie dijera nada ya indica el nivel de corrupción que debe haber dentro de esa Fundación.

Aparte tiene toda la pinta de que esa falsa Amy y su marido son un par de jetas que han estado succionando toda la pasta que han podido por una vía u otra.

MAMUMA dijo...

Son una manada de chorizos.

Monica dijo...

Genial. Saludos

Jaime dijo...

Amigo José Antonio, leyendo tus artículos casi cada día,y viendo lo bien que se los pagan a algunos, me asalto una Idea.
¿Como José Antonio, no ha tenido la Idea, de Idear unos artículos, para enviarselos a la fundación Ideas y que se los pagaran asi de bien?.
Me parece imposible que a un hombre preparado como tu, no se le hubiera o hubiese ocurrido tan brillante Idea.
Salud

Jujope dijo...

El caso Amy Martin marca la diferencia entre las dos grandes corruptelas existentes en la piel de toro. La de derechas, tipo Bárcenas o Rato, no pasa de ser a la que aspira todo el imaginario colectivo, cuando juega a la lotería, obtiene información privilegiada en bolsa o es pariente de buena familia, como, por ejemplo, tesorero de la familia pepera. Pero la corruptela sociata de Ideas es de otra naturaleza: es a la que aspiran esos niños y niñas (sobre todo) de orgasmus, alumnos aventajados de la logse, que no saben hacer la o con un canuto, pero creen en serio que el Instituto Cervantes de cualquier país remoto los redimirá de la guerra civil perdida y, ya de paso, los catapultará a la fama del premio Planeta, con todo tipo de experiencias sexuales inenarrables, que no podrían permitirse en el pueblo ibérico. Ellos y ellas, como son de izquierdas, saben de todo y no saben de pagas extras afanadas ni de oposiciones tediosas donde solo los que más estudian y se esfuerzan puedan conseguir plaza. El tal Mulas ha servido de chivo expiatorio de un psoez errático y nulo, porque algún chivato de la competencia ha querido tapar la pisada de Bárcenas. Y así andamos.

Entre ambos modus vivendis anda el juego ibérico de bellota.

Saludos.

Anónimo dijo...

Lo que más indigna es que todo este tipo de foros, asociaciones, fundaciones, observatorios...son pagados con nuestros dineros, que desde que abrimos un ojo por la mañana y presionamos el interruptor de la luz ya estamos pagando, eso sí, para justificación de todos los meapilas que están encantados con esta social democracia.

Sumado a esto, está el conjunto de ideologías "yupi guay": ecologimos, feminismo, progresismo...y claro, oye si hay unas subvenciones que recibimos por parte de esa España tan facha, tenemos que recompensar a nuestras sufridas articulistas porque desarrollan unas ideas que no tienen precio, no, no las merecemos, y además sufridoras silenciosas de una sociedad machista que las está asfixiando.

No es una exageración, forma parte de la mentalidad generalizada.