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martes, 14 de septiembre de 2010

Soy fan de ti (de ZP,digo, lost in Oslo)

                
  

                                                                                                                                                              Dice ahora ZP, lost in Oslo, que un parado haciendo un cursillo no es un parado, que es alguien trabajando por su país. ¡Grande ZP! ¡Cómo resuenan a su través olvidados ecos kennedianos! Dice también que España, esa nación discutida y discutible, será también, con tanto paro, …”un magnífico laboratorio para las políticas de empleo”. ¡Cráneo privilegiado! Qué reminiscencias en la logorrea zetapeica de la Nueva Frontera de JFK, sólo que con Sonsoles en el puesto de Marilyn. Y paremos ahí, please, los paralelismos familiares.
    
La verdad, al principio las gansadas cósmicas (planetarias, que dijo proféticamente Leyre) del presidente discutido y discutible le incomodaban a uno mucho. Se ponía uno, al escucharlas, en plan cantautor protesta, a propinarle unos cuantos pellizquitos de monja a tamañas estulticias. Pero al adquirir las mismas, con su pasmosa reiteración, la espesura indiscutible de lo real, ese delirio cursilongo una y otra vez espolvoreado como una jungla asfixiante, acabas por entrar en su alucinante meollo y por esperarlas con avidez de morfinómano. El horror, el horror, decía Conrad. El fulgor, el fulgor, musita uno, cada vez que ZP le habla al Viento. Play it again, ZP.  Y como  de si mismo precisó Él al tomar posesión, no nos va nunca a fallar.
    
Lo del laboratorio, en Oslo, tiene su guasa; es innegable. Porque venía ZP, rayo que no cesa,  de darse de bruces en Shangai con Miguelín, ese siniestro bebote de la Expo que lleva hasta en el nombre el sarcasmo de su inquietante desmesura, donde afirmó, tan suelto as usual, que “España tiene un futuro… del tamaño de Miguelín”. Cuando vi a ZP en Shangai, guarecido bajo los colosales brazotes de Miguelín, sin soltar un instante la Copa del Mundo que solo él había ganado, pensé que iba a arrancarse entonces como Ana Torroja y su Shangai-Bombay-es-un-paraíso-que-a-veces-yo-me-monto-en-mi-piso, y poco creo yo que le faltó, pues música de gloria allí se levantó con aquello suyo de que “ojalá juguemos igual de bien el partido de la economía que el del futbol”. Bueno, el Presidente nos aclara ahora que Miguelín ha de pasar ahora por el laboratorio de sus queridos doctoresmontes.
    
Le ha otorgado Ibraimovic a Guardiola, en el momento del adiós, el título supremo de filósofo. Se ve que no ha reparado el sueco en nuestro querido presidente, a cuyo lado Pep sólo es un pelanas. Porque muy sabio sin duda ha de ser uno para prodigarse de esta suerte –esas máximas las suelta quien yo me sé y al día siguiente ha de escapar de la Moncloa en helicóptero- y conformarse sólo con la presidencia de una nación discutida y discutible. El sitio de ZP es el Nobel de Literatura, primero, y la Posteridad después. Mientras tanto, podrían ir adjuntando sus palabras sueltas a los vientos de Oslo a esos videos tan bonitos que entre la UGT y el Chiquilicuatre han preparado para la próxima huelga general… contra el PP.  Sí, ZP, definitivamente, como dice el Corte, soy fan de ti. Nunca nos fallas.  
  

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